La dieta antiinflamatoria disminuye el malestar típico en la zona abdominal. Se pueden aliviar síntomas de trastornos intestinales a partir de la restricción de determinado grupo de alimentos para conocer cuál de estos generan hinchazón, entre otras manifestaciones. Un gran porcentaje de pacientes con distención abdominal mejora su calidad de vida cuando se retiran algunos alimentos. Se trata del denominado “reseteo intestinal” que implica sacar algunos alimentos en una primera etapa, para luego re introducirlos a medida que el paciente se empieza a sentir mejor.

Por Cristina Cartier
En dialogo con INS el nutricionista Pablo Taffarel se refiere al objetivo de una dieta antiinflamatoria: “Apunta a poder resolver síntomas clínicos propios de alguna alteración del sistema digestivo. Siempre se debe buscar la causa del malestar. Existe una amplia gama de enfermedades relacionados con el aparato digestivo. Se puede sufrir intestino irritable, SIBO, enfermedades inflamatorias intestinales, autoinmunes como la celiaquía, etc. El tipo de sintomatología en estas enfermedades se unifican en aquello conocido como distención abdominal, diarrea, estreñimiento, cólicos renales o cambios en la consistencia o aparición de sangre en la materia fecal”.
¿Un componente emocional o estrés pueden interferir en el funcionamiento físico del intestino?
“La función intestinal es muy compleja. El 70% del sistema inmunológico se encuentra en el intestino. Se trata de un órgano que posee neuronas, con una microbiota capaz de fabricar serotonina. Este neurotransmisor permite que exista una comunicación con el sistema nervioso. La función del intestino es muy parecida a la del cerebro. Existe una estrecha comunicación a través del nervio vago y las bacterias. Todo aquello que le ocurre al ser humano emocionalmente, puede repercutir en la fisiología digestiva, o al revés. La forma de comer y el estilo de vida en general, pueden afectar la salud mental, expresando diversos trastornos, como depresión, ansiedad, etc. Un estudio reciente de la Facultad de Psicología señala que actualmente el 45% de los argentinos sufre alteraciones mentales, todo vinculado al sobrepeso de las personas. El metabolismo sufre mucho cuando no existe un equilibrio emocional”.
¿Es fundamental un diagnostico médico inicial?
“Siempre. Los nutricionistas necesitamos el informe médico del paciente para orientar en cuanto a la alimentación. Actualmente se habla mucho de la intolerancia a la histamina que genera una sintomatología parecida a enfermedades conocidas como el intestino irritable y el SIBO. Todo está relacionado con la microbiota que cumple una función muy importante en la conservación de la salud. La microbiota actúa como una barrera frente a un intestino cada vez mas impermeable a patógenos que puedan generar una enfermedad inflamatoria”.
¿El común denominador de las enfermedades inflamatorias es el entorno alimentario?
“Exactamente. Es clave generar un entorno donde exista un crecimiento de las bacterias buenas de nuestro organismo. El 80% de la microbiota son lactobacilos que son las bacterias buenas, aunque también existen las malas. Todas conviven en un equilibrio para una microbiota saludable. Cuando por determinada condición alimentaria, emocional, predisposición genética, o el uso excesivo de antibióticos, se genera un daño importante en la microbiota, se presenta un mayor crecimiento de bacterias malas, lo cual genera hinchazón, cólicos, pesadez, y pérdida de peso involuntaria”.
Una vez con el diagnostico médico en mano ¿Qué se implementa?
“Dependiendo del diagnóstico del paciente, se desarrolla un plan alimentario que se conoce como FODMAP (fermentable Oligosacáridos disacáridos, monosacáridos y polioles) o reseteo intestinal. Es decir que se retiran los alimentos que aportan al crecimiento de bacterias malas que son las que generan estos malestares”.
¿Cómo se hace el denominado reseteo intestinal?
“El plan se divide en tres etapas. En la primera se retiran de la dieta del paciente aquellos alimentos que puedan generar la inflamación. En primer lugar se sacan los ultraprocesados, ya que el exceso de este grupo de alimentos le hace daño a la microbiota si se sostiene en el tiempo. Al restringir alimentos como harinas refinadas, los azúcares simples, el gluten, y determinados alimentos con polialcoholes que sabemos que generan reacción infamatoria, se va limpiando el organismo. Esto no implica retirar estos alimentos para toda la vida, sino el tiempo que se considere necesario para el tratamiento con el objetivo de desinflamar. Entonces en la fase inicial se indica una dieta sin gluten, retirando algunos vegetales o frutas (manzana, duraznos, etc.), para observar la respuesta del intestino. Es decir que se genera un ambiente propicio para resolver la presencia de síntomas, lo cual puede indicarse durante cuatro o cinco semanas. Es una implementación que debe ser a conciencia, durante un periodo corto para desinflamar, donde el paciente se empieza a sentir mejor verdaderamente. Luego llega la etapa de la re introducción, que ocurre cuando el paciente presenta mejoría, al tiempo que se puede indicar el uso de prebióticos que debe ser en coherencia con el plan de alimentación, de lo contrario no sirve. Al incorporar de a poco, de manera progresiva, se puede identificar cómo se van tolerando los grupos de alimentos. En una tercera fase se hace la personificación. Esto implica detenerse en el caso particular del paciente comprobando la tolerancia de alimentos específicos, lo cual es propio de cada persona. Frente a estas respuestas, se arma el listado de alimentos a futuro. Siempre teniendo en cuenta que debe haber buena calidad del sueño, actividad física regular, lo cual hace mucho bien al funcionamiento del intestino”.
¿Este plan por etapas permite conocer la reacción de cada persona frente a cada tipo de alimentos?
“El paciente debe considerar sus propias reacciones frente a cada alimento. Conocer estas respuestas garantiza calidad de vida. Al saber que se puede inflamar, u ocurrir una diarrea, etc., se pueden tomar recaudos y prevenir inflamaciones. Al tiempo que si la persona vuelve a inflamarse ya sabe lo que tiene que hacer”.
¿Cuáles son los alimentos que no inflaman?
“Todo depende del nivel de tolerancia de cada persona frente a cada alimento. En el caso de las verduras de hoja, se puede ir probando para saber la respuesta. Todo se relaciona con los componentes que estimulan el desarrollo de una microbiota que no es sana. La idea es que el paciente retire alimentos y los reincorpore luego del tratamiento. El reino vegetal ofrece la mejor comida para las bacterias buenas. El ajo, la banana, las legumbres son alimentos positivos para el intestino. Pero cuando ocurre un tránsito intestinal que no funciona debidamente, se suprimen un tiempo para despejar el intestino momentáneamente”.
¿Las legumbres generan gases?
“En general las personas no están acostumbradas a tenerles en sus dietas. Por lo cual es normal que al consumirlas pueda haber inflamación. La clave es incorporarlas de a poco, para comprobar que con el tiempo no van a inflamar, salvo que exista una intolerancia puntual”.