Muchos alimentos poseen nutrientes básicos que ayudan a mantener el organismo en buenas condiciones. Los especialistas aseguran que asegurar una conducta saludable, contribuye a mejorar la respuesta del cuerpo frente a las enfermedades. Tanto una dieta buena como la actividad física colaboran para mantener el sistema inmunológico fortalecido.
Ante el desafío de innumerables virus dando vueltas, una nueva prueba de fuego que nos excede en plena convivencia de diferentes virus respiratorios, muchos consultan a nutricionistas y deportólogos para asegurar al organismo en una línea de defensa constante. Si bien los alimentos no son medicina, en ocasiones evitan que las personas enfermen, y en otras, reducen síntomas de resfríos, gripes y otras enfermedades, que suelen aparecen en invierno.
“Estamos en época de virosis y las variaciones de las temperaturas nos exponen a oscilaciones en las defensas del organismo. Para fortalecer nuestro sistema inmunológico es importante tener una buena alimentación, que deje lado los procesos inflamatorios que causan algunos alimentos, y nos nutran debidamente. Es fundamental incluir a diario verduras y frutas de estación. Aprovechar aquellos que se dan nutualmente en la zona donde se vive. Es ideal usar cítricos que son ricos en vitamina C, que debe incorporarse a diario porque ayuda directamente al sistema defensivo, es antioxidante, que frenen las reacciones de oxidación en las células. Las personas no producen vitamina C, por lo tanto no hay reserva en el organismo, entonces es ideal incorporarla a través de los alimentos de manera constante. También se deben incluir vegetales crudos para no perder nutrientes”, aseguran los nutricionistas consultados por INS.
Se habla de las células vigilantes generadas por el deporte y la actividad física en general. Lo cierto es que la práctica de cualquier disciplina provoca un bienestar asegurado, en cuanto a lo fisiológico y psicológico al mismo tiempo. “Lo ideal es adaptar la actividad física como un estilo de vida. Los beneficios directos e indirectos son notorios, porque inmediatamente se generan anticuerpos instantáneamente que empiezan a cambiar hábitos a partir del mejoramiento físico y anímico. La base de estos fundamentos es subirse a una idea de vida saludable para afrontar cualquier enfermedad de una manera óptima”, afirman los entrenadores deportivos.
“Sabemos que la práctica deportiva genera endorfinas, que son las hormonas que producen la felicidad. Lo importante es que el cambio surja de manera intrínseca, con la intención de la persona de ponerse en buenas condiciones. Muchos vienen por sugerencia del médico a partir de un laboratorio de sangre que presentan valores que hay que mejorar. O enviados por el psicólogo para avanzar en un tratamiento que empieza en el diván y continúa en una sala de gimnasio, o en un trote por la plaza”.
Según publicaciones científicas, la fortaleza de las defensas depende en un 75% de los hábitos de vida. Esto significa que realizar actividad física periódica, mantener bajos los niveles de estrés y llevar una alimentación saludable, contribuyen a mantener en equilibrio inmunológico. En un informe de expertos de OMS, se asegura que “Una dieta con abundantes frutas y hortalizas, ricas en micronutrientes que fortalezcan el sistema inmunitario, también puede ayudar a las defensas naturales del organismo a defenderse de las enfermedades infecciosas”.