El impacto de la pandemia en las relaciones de pareja: La mirada de los psicólogos

La situación de pandemia ha impactado en cada uno de nosotros de una u otra manera. La incertidumbre y el temor al virus empezaron a tomar protagonismo en nuestras vidas. En la primera etapa el aislamiento fue tan necesario como contundente, y generó cambios de rutina muy notorios. Se impuso como una gran necesidad, el teletrabajo. Cada familia tuvo que improvisar oficinas en casa, aun cuando el espacio físico era insuficiente. En tal sentido muchas parejas expresaron problemas a causa de una convivencia exagerada y pocas oportunidades de distracción.
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Por Cristina Cartier

El médico psiquiatra José Abadi escribe: “Asegurar la felicidad propia es un deber, al menos indirecto, pues el que no está contento con su estado, sin tener satisfechas sus necesidades, pudiera fácilmente ser víctima de la tentación de infringir sus deberes”. Distintos testimonios hablan del amor en tiempos de crisis, donde aparece la falta de comunicación por el mismo descontento individual, la tensión permanente y las dificultades de mostrar afecto a los demás. “La cuarentena terminó con mi matrimonio”, argumentaron muchos que ya tenían inconvenientes y se vieron seriamente afectados por la situación actual.

“… Y el lunes, al café del desayuno, vuelve la guerra fría …” Así reza la letra de Joaquín Sabina que refleja claramente las relaciones de pareja, sus idas y venidas, más allá de los sentimientos de cada uno. El panorama es bastante diverso, si bien algunos aprovecharon la oportunidad para afianzar su compromiso frente al otro, compartiendo nuevos espacios y momentos, existen personas que no se animaron a aceptar invitaciones para conocer gente, por miedo a un posible contagio, y otros refieren inconvenientes a causa de tanta frecuencia diaria. La psicóloga Eugenia Neffe (MP 1262) analiza para INS la repercusión de la pandemia en los vínculos amorosos.  

¿De qué manera afectó a las parejas?

La pandemia y el aislamiento en particular causó estragos en los vínculos. A la pareja la expuso a una realidad nueva, ya que en el trajín diario el hecho de verse o encontrarse era muy diferente antes. No significa que la persona que en su momento se elige, en este nuevo descubrimiento se puedan percibir otros aspectos. Muchos ideales y proyecciones caen en situaciones extremas. En medio de la pandemia, a las personas les afectó mucho el hecho de encontrarse con alguien que de pronto desconocen y otras, en cambio, encontraron momentos de mayor intimidad“.

Eugenia Neffe, Psicóloga (MP 1262)

La cuarentena trajo el teletrabajo compartido en la misma casa, demasiada convivencia, con escasa chance de distracción, y pocas posibilidades de socializar con amigos. ¿Se nota afectación en tal sentido?

“Se nota muchísimo. Fundamentalmente porque somos individuos que necesitamos del afecto y del contacto con el otro, al tiempo que también requerimos de espacios individuales. El tiempo y lugar para encontrarnos con nosotros mismos para tener nuestra intimidad, resulta fundamental. Ahora que otro está presente todo el tiempo, se nota mucho cómo afecta al deseo en la pareja, y nos pone a prueba. La convivencia nos lleva a la situación límite de ver de qué manera controlamos las discusiones, nuestra flexibilidad, nuestro nivel de comprensión. Es muy difícil la tarea de compartir pequeños espacios, y más aun si hay hijos en ese matrimonio, porque se trata de lidiar con uno mismo, con la pareja, y con la crianza de los niños. En una infancia totalmente despojada de todo lo que formaba parte de sus vidas, y mucho más si el espacio físico es insuficiente. Por otro lado, se observan episodios críticos de ansiedad y depresión, por eso es fundamental encontrar momentos de placer, que lamentablemente fueron destruidos y no se sabe cómo hacer para que esa intimidad funcione nuevamente”.

¿El daño es más evidente en el vínculo diario o en la intimidad de esa pareja?

“Considero que todos sin distinción nos hemos visto afectados en el vínculo diario. Hemos tenido que hacer una desconstrucción total en cuanto a la relación con el otro. Muchas veces ese vínculo ha sido muy sano y de pronto se advierte resquebrajado. En tanto otros se han potenciado aún mucho más, porque al margen de todo lo que brinda la virtualidad, necesitamos de la cercanía física. En cuanto a la intimidad de las parejas se observa que se han roto muchas por no poder encontrar momentos de placer. A una pareja los mantiene unidos una proyección, un sueño, verse y elegirse constantemente, y de pronto ocurre que uno de los integrantes de ese vínculo se pregunta quién es el otro, y de quién se enamoraron“.

¿Sucede que muchos ni siquiera sabían exactamente como era el otro antes de esta convivencia extrema?

“Encontrarse con alguien que no fue elegido o no se desea, es drástico para ese individuo. En la pareja están presente las individualidades y el deseo de habitar un espacio con el otro. Y cuando ese deseo muere justamente por estar todo el tiempo con la otra persona, se diluyen las motivaciones y las ganas de verse y contarse lo que sucedió en el día. Por tanto, la individualidad le gana al deseo, y si uno no se banca en la soledad de uno mismo, mucho menos posible será compartir con otro que de pronto no se elige“.

 La pandemia nos puso a prueba en muchos sentidos. ¿La forma de ser individualmente le dio la posibilidad de un manejo distinto a cada uno?

Hay gente que en medio de la soledad se encontró y, además, se gustó a sí misma. Así como también hay otros que no se gustan cuando se encuentran. Se trata de un trabajo muy importante el hecho de rescatar las fortalezas, mas allá de las miserias de cada uno. La virtualidad ha permitido que se tengan encuentros casuales y sexuales por ese medio también. Lo cierto es que, si uno no se gusta, y nota sus propias falencias o siente temor a estar solo, y lo único que lo mantiene vivo es el encuentro con otra persona, todo es más complicado. Muchas parejas terminan destruidas emocionalmente y otras han tenido la posibilidad de encontrar buenas herramientas para seguir”.

En un momento dado se habló mucho del sexo virtual. ¿Fue un buen recurso para algunas parejas?

“Había que bajar los niveles de ansiedad de alguna manera. El aislamiento estricto era muy complicado porque los momentos de placer son los únicos que colaboran en poder soportar la pérdida de espacio y tiempo. Hay que recordar que llegó un momento en que ni siquiera sabíamos en que día vivíamos, porque eran todos iguales, estábamos encerrados en casa, y era todo demasiado rutinario. El ser humano tiene su capacidad de adaptación, pero lleva un tiempo hacerlo. Y cuando hay una destrucción tan importante, las nociones del espacio y del tiempo quedan muy afectadas. No tener una rutina como la de antes fue lo más desconcertante. Las personas somos muy capaces de olvidar aquello que nos hizo daño para poder readaptarnos rápidamente a lo nuevo. Por eso muchos se van a acordar perfectamente cómo sufrieron este proceso, en cambio otros no lo harán”.

¿Cuál sería el resumen desde lo psicológico que se desprende de la situación de pandemia?

“El consultorio se ha llenado de parejas que no encuentran la forma de comunicarse entre ellos para saber lo que les pasa. Y muchos adolescentes se muestran en un estado muy notorio de depresión que preocupa bastante”.