Cáncer de piel: El tumor más frecuente

Para saber como prevenir y tratar el cáncer del órgano más extenso del cuerpo humano, en INS hablamos con la Dra. Ana Clara Acosta (MN 107559) Médica Dermatóloga, coordinadora Nacional de la  ̈Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel ̈ , que organiza la Sociedad Argentina de Dermatología desde hace 28 años. El objetivo es estimular la visita al dermatólogo para detectar la mayor cantidad de lesiones malignas y premalignas y definir su tratamiento.

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 Signos más habituales que hacen sospechar un cáncer de piel:

• Manchas inicialmente planas rosadas o rojizas, ásperas al tacto y que se vuelve cada vez más rugosas o escamosas. Se ven especialmente en la cara, en el dorso de las manos, en el labio inferior y en las orejas.
• Aparición de bultos en la piel que crecen en forma sostenida en el tiempo.
• Lastimaduras en la piel que no cicatrizan a pesar de un tratamiento correcto.
• Herida sangrante, costrosa, no provocada por un traumatismo previo.
• Un lunar que cambia de coloración, sus bordes se vuelven irregulares, es asimétrico y crece (generalmente de tamaño superior a 6 mm). • Un lunar que pica o se inflama.
 Las claves para protegerte del daño solar son:
 • Evitar el sol directo de 10 a 16 hs.
• Ponerse a la sombra.
• Usar protector solar FPS 30 o más, y reponerlo cada 2 hs, al salir del agua o al realizar deportes al aire libre.
• Usar sombrero y ropa protectora.
• Usar anteojos con filtros UV.
• Examinar los lunares con regularidad con el dermatólogo.
• Hacer un autoexamen.   • No usar camas solares.

¿Dra. Acosta qué es el cáncer de piel?

El cáncer de piel es el tumor más frecuente de toda la medicina, al ser la piel el órgano más extenso del cuerpo y tener muchas células que la forman, hay múltiples posibilidades de que se hagan malignas.

¿Por qué se produce?

Es una enfermedad multifactorial, se podrían dividir en factores internos y externos. Los factores  internos son los propios del individuo, su genética y predisposición individual. Los factores externos son múltiples, en primer lugar los efectos dañinos de los rayos ultravioletas del sol, aunque hay otros agentes tóxicos que pueden ser la causa (ej. arsénico). También hay enfermedades o situaciones que favorecen su aparición, como las que generan alguna inmunosupresión (HIV, diabéticos, algunos tratamientos, etc.) y el uso de las camas solares (prohibidas en muchos países)..

¿Cómo podemos detectarlo?

Como la mayoría de los tumores, el cáncer de piel puede detectarse de manera precoz. Fundamental la consulta anual al dermatólogo, o una consulta extra si hay una lesión nueva o algún cambio en una lesión ya conocida (cambios de color, tamaño, forma, sangrado espontáneo, una lesión que no cura, etc).

 ¿Hay diferentes tipos?

Si, según la célula que se maligniza hay diferentes tipos. Los principales son 3: carcinoma basocelular (el más frecuente), carcinoma espinocelular (más común en inmunosuprimidos) y el melanoma (el más grave)“.

¿Tiene cura?

Hay muchos tratamientos, y la indicación depende del tipo de tumor, de la localización, de los antecedentes y características personales del paciente. Lo ideal es la extirpación quirúrgica, que puede o no acompañarse o asociarse a otras opciones. Hoy en día las opciones son múltiples, el arsenal terapéutico va desde una crema hasta tratamientos dirigidos a un blanco celular. Siempre acompañado de la prevención (educando sobre fotoprotección) y activamente con el uso correcto del protector, el control periódico al especialista.

¿Hay predisposición genética? ¿Es hereditario?

La genética influye de manera directa e indirecta. Hay tumores con muchos cambios genéticos que hacen que el paciente tenga en el transcurso de su vida algún cáncer de piel. Hay otros tumores que si bien tienen predisposición genética necesitan de una activación para expresarse, y es allí cuando es fundamental la protección sobre todo de los efectos dañinos del sol, de alguna manera se puede evitar o retrasar la aparición de la enfermedad. Lo hereditario es el tipo de piel, en ese caso los dermatólogos evaluamos el color de la piel, del pelo y de los ojos, y la respuesta que tiene la persona ante la exposición solar. En general cuanto más clara sea la piel, más riesgo de tener en algún momento de la vida un cáncer de piel, pero no quiere decir que las personas de piel oscura no tengan ese riesgo. Se sabe que cuantas más quemaduras solares en la niñez, es más frecuente que ese adulto tenga alguna lesión maligna.

¿Qué relación existe entre la exposición al sol y el cáncer de piel?

La relación es muy importante, y depende del tipo de piel que tiene cada persona y de su relación con la exposición inadecuada. Hay tumores de piel que son frecuentes en el tomador de sol “serial” y otros tipos son más frecuentes en los que se exponen esporádicamente como en las vacaciones.

¿Se puede prevenir?

¡Sí! Y es la mejor manera de que sea un tumor maligno que “se porta bien”. Evitar la exposición inadecuada al sol y la consulta temprana son fundamentales.

¿Afecta por igual a hombres y mujeres de todas las edades?

Hay pequeñas diferencias en cuanto al género, pero más relacionadas con el tipo de exposición solar que con el tipo de tumor en particular. En general se presenta en la adultez, relacionado también con el daño solar. A mayor daño solar en la niñez, más temprana es la edad de aparición de las lesiones. Es raro que un niño tenga algún cáncer de piel, en ese caso suele estar relacionado a enfermedades
o predisposción genética.

Dra. Ana Clara Acosta (MN 107559) Médica Dermatóloga

¿Los lunares en el cáncer de piel tienen relación?

Si y no. El melanoma, que es el tumor que aparece de la alteración de las células que dan el color a la piel (melanocito), puede desarrollarse sobre piel sin lesión previa o desarrollado desde un lunar. Hay veces que los cambios son mínimos o imperceptibles para el ojo común, por eso es importante estar alertas si hay lesiones raras o cambiantes en las personas que tienen muchos lunares. La cantidad no tiene que ver, pero quizás en el montón de lesiones puede haber una maligna que sí va a ser la diferente.

 ¿A qué debemos estar atentos?

A cualquier lesión nueva en cualquier parte de la piel (sobre todo la que está expuesta al sol, pero no es excluyente) o a cualquier lesión conocida que sufre cambios (crecimiento, cambios de color, de forma, sangrado espontáneo, prurito, lastimaduras que no curan).

¿Algún Consejo final?

Mirar y conocernos la piel. Tener nuestro dermatólogo de referencia y visitarlo anualmente para que detecte precozmente cualquier lesión sospechosa. Evitar la exposición inadecuada al sol (no exponerse entre las 10 y las 16 hs, usar siempre protectores solares mayores de 30 y reaplicarlos luego de 2 a 3 hs. o cuando la piel se haya mojado por agua o sudor, usar sombreros, anteojos con filtro ultravioleta). Tener todas estas precauciones también los días nublados y además evitar el uso de camas solares.