La crisis sanitaria provocada por la pandemia de la Covid-19, ha generado consecuencias en la salud mental de la población mundial, una de ellas es la tristeza. Para entender de qué es y como tratarla, en INS hablamos con la Dra. Alicia Acuña (MN 37801) Médica Psiquiatra de la Universidad de Buenos Aires.
Por Pablo Messina
¿Dra. Acuña, podemos decir que se viene una pandemia de tristeza a nivel global?
“Ya está instalada. Si yo enumero estos sentimientos o humores: Desconcierto, asombro, inseguridad, miedo, angustia, desconsuelo, dolor, impotencia, desasosiego, incertidumbre y ansiedad, es imposible no encontrarse en al menos cinco. De esto se trata la tristeza, que sin llegar a la catástrofe de la depresión, es el camino que nos puede conducir a padecerla. La tristeza destiñe las ganas, la voluntad, pero sin llegar a la depresión. Nuestro trabajo en salud mental ahora está enfocado en la tristeza y el duelo por la pérdida que la pandemia nos ha generado. Psicopatológicamente hablando es mucho más sencillo, porque cuando la depresión ya está instalada en una enfermedad es mucho más difícil de tratar. Vamos a hacer medicina preventiva en salud mental, veamos entonces la tristeza antes de llegar a la depresión“.
¿Es más fácil tratar la tristeza que la depresión?
“Por supuesto, no hay que ponerlo todo en la depresión porque nos atamos de pies y manos. Yo siempre digo que prefiero ver deprimidos pero no melancólicos, porque todo tiene una variante y antes de ver personas deprimidas prefiero gente con tristeza. Muchas veces me preguntan los pacientes si les puedo recetar un antidepresivo por duelos de pérdidas familiares que no terminan de resolver, pero: ¿Yo voy a medicar un hecho humano que es estar triste por una pérdida? Lo voy a ayudar a transitarla, por eso intento que se comprenda que es un proceso que necesita acompañamiento“.
¿Es decir que la pandemia nos ha generado alguna pérdida a todos de una u otra manera?
“Y además sigo en el desconcierto, sigo en la inseguridad o el miedo, son todas pérdidas de situaciones que nos tranquilizan. Es decir: Son todas intranquilizadoras, y es lógico que nos causen tristeza ante una situación brutal como fue despertarnos una mañana y encontrarnos con un bicho que enferma mal, con mucho padecer y mata sin que podamos hacer nada. Entonces me pregunto: ¿Hay forma de no ponerse triste? No. ¿ Hay forma de resolverlo? Si, la hay“.
¿De qué manera se puede resolver? ¿ La solución es individual o grupal?
“Con un trabajo reflexivo, con un ejercicio que es muy temido por la humanidad: Pensar. El pensamiento puede ser individual o grupal. Por ej.: Si hablamos de una persona alcohólica la tratamos de manera individual, pero la contenemos en el grupo. Individual, grupal o de pareja es necesario abordar la problemática desde todos los ángulos posibles“.
¿Ese pensamiento tiene como objetivo encontrar salidas a los sentimientos enumerados al principio?
“Así es. Necesitamos posibilidades, pensar cosas posibles para disminuir lo no posible. El pensamiento nos ayuda encontrar posibles, a encontrar el camino. Si no puedo ir por acá voy por allá, ayudándonos a salir de la situación en la que nos enfocamos. Hacer algo posible de lo imposible“.
¿Es lo mismo para aquel que tuvo pérdidas familiares por el virus, que aquellos que no? ¿Todos perdimos algo?
“Si claro. Todo duelo es igual, toda pérdida sentimental es igual. Estamos todos en la humanidad y si pudiéramos abrir la mente y el criterio entenderíamos que siempre hay un pérdida más o menos cercana. Todo causa un duelo, duelo de dolor«.
¿Esa tristeza tiene relación con nuestra propia finitud y la fragilidad del sistema en que vivimos, que el virus nos mostró?
“Lo visualizó de diferentes maneras. Si había un humor triste esto lo exaltó y lo puso más de manifiesto. Yo soy muy de barrio y hay una canción muy conocida de Piero que se llama «Mi viejo», que en una de sus frases dice: «…Tiene una tristeza larga, de tanto venir andando…» Me parece una descripción preciosa de la pérdida de la vida, de las frustraciones, pero de las que se resuelven en la acción y la posibilidad“.
¿Se puede hacer solo o se necesita ayuda?
“El gradiente, la proporción tienen mucho que ver. Un individuo resiliente con recursos quizás puedas, de lo contrario tiene que ser con ayuda como por Ej.: Una maestra en la escuela o el terapeuta. No hay una sola ayuda como pueden ser la terapéutica psicológica o psiquiátrica, hay otras que se puede tener“.
¿Es igual para todos y de diferentes edades?
“Es casi universal. No es igual para todos, porque como decían los franceses: «No hay enfermedades hay enfermos», pero engloba universalmente a la población completa. Pensemos en los extremos de la vida, se cree que solo el temor los sienten los viejitos, porque transitan la etapa final de la vida, pero también se lo puede ver claramente en los niños. En el comienzo de la vida también tienen miedo y angustia porque les quitaron cosas como sus compañeritos, la escuela o la maestra“.
Desde el Estado se trabaja en la atención clínica ¿Habría que hacer algo en salud mental?
“Absolutamente se debería hacer algo, de la misma manera que se debería incluir una interconsulta psicológica o psiquiátrica en un examen pre-quirúrgico que no existe, ya que se hacen electrocardiograma, hemograma, coagulograma y los gramas que quieras, pero una consulta para ver los miedos de como se llega al quirófano nadie te hace. Lamentablemente los médicos psiquiatras no estamos incluidos en estos estudios previos a una cirugía. En este momento ya tendríamos que haber empezado a actuar en pos de la salud mental, sobre todo si además de la pandemia por un virus, ahora se le suma la guerra con lo que conlleva de tristeza, angustia, miedo y todo lo que al comienzo mencionamos“.
¿Todos deberíamos hacer una consulta para poner en palabras todo aquello que nos afecta de alguna manera?
“Así es. Tener un espacio en el cual se pudiera hacer, ya sea de manera individual o grupal. Por mi experiencia tengo mis reticencias en cuanto a los grupos, porque en general hablan los que son mas expansivos y callan los que siempre lo hacen. Hay que ser muy equilibrado y manejarlos muy bien, porque es peligroso para aquel individuo que está en el grupo pero solamente consume y no produce. Por eso me refiero más a lo individual, siempre teniendo en cuenta el diagnóstico de cada persona“.
Si no hacemos nada con esa tristeza, ¿Nos podemos enfermar clínicamente?
“Muy buena pregunta. A veces el psiquismo no puede con todo y entra en depresión, algo así como canalizar la enfermedad por la misma vía, y otras veces le toca la puerta al cuerpo. Cuando la psiquis no tolera le pide ayuda al cuerpo para que por ese lado se relaje un poco, algo que no es real y es cuando el cuerpo enloquece, porque a veces enfermamos de cosas que nos hacen preguntar: ¿Cómo apareció esto? Lamentablemente no estamos integrados desde mi especialidad, es increíble que los colegas no indiquen una consulta con psiquiatría, psicología o terapia que sería de gran ayuda. No es una queja o un reclamo, solamente digo a modo de estimular que si tenemos que hacer hagamos, pongámonos en marcha. Hacer significa eso, incluirnos en lo psicofísico de lo que tanto hablamos hasta el cansancio, pero no se deriva al paciente a terapia, se lo medica y listo“.
Veo una sociedad a mil todo el día, como queriendo recuperar lo perdido. ¿Es una conducta qué esconde algo que está mal?
“Que está mal y no puedo soportar. No me aguanto triste, miedoso, angustiado y además ansioso. Tenemos dos vertientes, por un lado la ansiedad generalizada que es la otra pandemia que vamos a tener, que si bien ya estaba se va a ver reforzada, y por el otro lado de suma importancia está la tristeza como duelo y pérdida“.
¿Qué consejo final darías?
“Poner en palabras, verbalizar. No le tengamos miedo al diálogo que debe ser abierto, sereno y sensato, no hay nada mágico, no es cuestión de chasquear los dedos para que aparezca, pero se puede lograr. Pongámoslo en palabras sin asustarnos tanto. Gracias Pablo seguimos hablando…“.