Esta patología afecta a personas que están extremadamente centradas en su aspecto físico y les cuesta mucho, o les resulta imposible dejar de pensar en las partes de su cuerpo que les disgustan. Las personas con esta afección viven preocupadas, estresadas y ansiosas debido a su aspecto físico casi todo el tiempo.
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Por Cristina Cartier

El Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), refiere una alteración  mental caracterizada por la preocupación obsesiva por un defecto percibido en las características físicas. Las inpecfecciones pueden ser mínimas o imaginadas, aunque el paciente puede pasar horas enteras tratando de corregirlas. Cuáles son las características de estos trastornos, lugares comunes y soluciones, es lo que explica la psicóloga Eugenia Neffe (MP 1262) para INS.

¿Cuáles son las características del trastorno dismórfico corporal?

“No es lo mismo que el TOC ( Trastorno Obsesivo Compulsivo), pero se relaciona. Ambos comparten síntomas de obsesiones y compulsiones. Con la diferencia que en este caso esa obsesión estará centrada en el cuerpo de la persona. Es una sensación donde esa persona observa una parte que no le gusta de su cuerpo, que suele ser imperceptible para los demás, como puede ser una peca, una arruga, la simetría de los pechos, o el tamaño de la nariz, etc. No están conformes, se ven feos o que tienen algo que no está bien. Por ésta percepción personal intentan hacer ciertas acciones de comprobación para minimizar ese sentimiento que les causa aquello que ven de sí mismos”.

¿Se trata de una interpretación exagerada?

“Exactamente. Muchas veces sucede directamente que no se pueden apartar de esa situación de lo que no les gusta en su cuerpo,  aunque las otras personas no reparen en eso. Las preocupaciones pueden centrarse en una parte del cuerpo, principalmente en la cara. En este caso, a diferencia del Toc, tienen muy poca conciencia de lo que están vivenciando. Los demás son quienes se dan cuenta que algo malo sucede”.

¿Cuáles son las causas que desencadenan estos trastornos?

“Las causas varían ya que no están bien definidas. Se interpreta que existe una connotación genética, del neurodesarrollo y del ambiente, que seguramente facilitan o ponen barreras en cómo se desarrolla este trastorno. La manifestación de este trastorno, se visibiliza mucho en la adolescencia, en cambio el Toc se presenta en la niñez, aunque rara vez se los diagnostica debidamente, por tanto no reciben tratamientos adecuando”.

¿Qué tanto se vincula con la autoestima?

“Muchísimo. Los pacientes de ambos trastornos tienen baja autoestima. El trastorno dismófico corporal conlleva consecuencias muy graves si no se trata. Suelen ser pacientes que registran depresión con intentos de suicidio. Pasan desde acomodarse el pelo, o ponerse un gorro para disminuir aquello que se perciben mal, hasta tratamientos dermatológicos, estéticos y cirugías estéticas. Lo que suele pasar es que los cirujanos estéticos no toman una evaluación diagnóstica de la persona, encaran la cirugía, y resulta que el paciente sale del quirófano y no queda conforme. Es decir que a pesar de haberse sometido a una operación, siguen viendo su supuesto defecto físico. Aquí es donde baja más aun su autoestima, con evidentes consecuencias negativas en su vida social, porque se aíslan y no se vinculan con otras personas”.

¿El diagnóstico es sencillo?

“Si la persona se acerca a la consulta es un diagnostico simple. Cuando la persona llega al consultorio, generalmente lo hace por otras causas. O es por un familiar que los obliga a concurrir al psicólogo, llegan con depresión u otras cuestiones. Pero sí existe la plena conciencia de una enfermedad concreta. En realidad se trata de patrones tan repetitivos que se puede diferenciar un trastorno u otro. Existen escalas que se puede implementar para evaluar el tipo de patología y calificar”.

En el terreno de las soluciones ¿Cuáles son los tratamientos que se implementan y de qué manera se abordan?

“Para este tipo de trastorno, el tratamiento psicológico que se recomienda, ya que está comprobado que existe un pronóstico muy bueno en estos pacientes, es la terapia cognitivo-conductual. Se utiliza una herramienta relacionada con la prevención de respuesta, es decir que se debe trabajar con las interpretaciones de la realidad que hace la persona, ya que tiene una distorsión de la misma. La idea es ir acercándolas a los parámetros de la realidad. Por otro lado, se debe exponer al paciente de forma gradual, a los miedos que tiene esa persona, para evitar el malestar a través de las compulsiones. Existe un circuito donde la persona tiene una idea obsesiva, que genera malestar, y como no se lo soporta, se realizan ciertos rituales. Esas compulsiones lo que hacen es alivianar un poco, pero a la vez lo fortalecen. Entonces el especialista expone a la persona a esa idea, de esa menara se previene la compulsión, que pueda tolerar la ansiedad, dándose cuenta de que no sucederá nada terrorífico que es el gran temor de estas personas. Este es el mecanismo para romper el círculo del Toc”.

¿Se consigue resultados rápidamente o el paciente se somete de por vida a un tratamiento?

“Existen situaciones de leves a graves. En aquellas donde existe conciencia de la enfermedad, que sabe que necesita una ayuda, se presenta un mejor pronóstico. Es un camino que no resulta fácil para nadie, que fluctúa por distintas etapas donde todo va bien, en otras se manifiestan recaídas, es decir que es un esfuerzo que se valora mucho. En casos más graves, se requiere la intervención de un psiquiatra, para implementar farmacología, que colabore con el cuadro del paciente”.