El doctor Ernesto Gil Deza, director del Instituto Oncológico Henry Moore y de la Carrera de Oncología de la Universidad del Salvador, lleva más de cuatro décadas acompañando a pacientes oncológicos. Reconocido por su enfoque ético y humanista, es una de las voces más respetadas en el debate sobre el acceso a los tratamientos, la relación médico-paciente y los desafíos que plantea la medicina contemporánea.

En diálogo con Pablo Messina para Informando Salud, el especialista compartió reflexiones que van más allá de la práctica médica y abren preguntas profundas sobre la sociedad, la ciencia y el valor de la vida. Nota completa en el siguiente enlace: https://youtu.be/cy8hTvWIiBE?si=jage4ZvyPieQu3QJ
La oncología como síntesis de la medicina
“El cáncer te permite ejercer la medicina que quieras. Es una especialidad que abarca desde la biología molecular hasta los dilemas morales del final de la vida. Acompañar a las personas en su vulnerabilidad es profundamente humano y gratificante. Es una medicina que te exige ciencia, empatía y coraje”. explica el especialista.
El oncólogo sostiene que la esencia del acto médico reside en la proximidad: “El paciente es experto en su vida, y el médico tiene un poco más de conocimiento sobre la enfermedad. La relación de confianza entre ambos es terapéutica. Lo único que realmente le damos al enfermo es nuestro tiempo”. La idea de “humanismo médico” no debe ser vista como un agregado. “El humanismo no se pinta sobre la medicina. Es la médula misma del ejercicio médico. Sin tiempo, sin escucha, sin vínculo, no hay medicina posible”, afirma.
El precio del conocimiento: el secuestro de la ciencia
Uno de los puntos más controversiales que aborda el prestigioso profesional es el costo de los medicamentos oncológicos y el sistema que los regula. “Pensamos que los fármacos son caros por la avaricia de las farmacéuticas, pero el problema es más profundo: El precio es el secuestro de la ciencia. No solo te venden el producto, te venden el conocimiento”. El ejemplo que da es contundente: “Un medicamento que en Argentina cuesta 80.000 dólares por mes, en Canadá vale 400 y en la India, 7. ¿Cuál es la lógica? Los Estados miran para otro lado, y el resultado es que el acceso se vuelve un privilegio. La investigación debería tener un retorno social, no solo económico. Si el conocimiento nace del esfuerzo colectivo y del aporte público, ¿por qué termina privatizado en patentes inaccesibles?”, se pregunta.
Pandemia, desigualdad y retroceso en diagnósticos
El impacto de la pandemia de COVID-19 sigue siendo evidente en la oncología. “Durante el aislamiento desaparecieron los tumores in situ, los que detectamos en etapas tempranas. Hoy estamos viendo un aumento de cánceres en jóvenes menores de 40 años, especialmente de colon en varones y de mama en mujeres”.
El Instituto Henry Moore, donde Gil Deza dirige un equipo de 150 profesionales, atiende a unos 2.500 nuevos pacientes por año. Según el especialista, el sistema de salud retrocedió casi dos décadas en materia de diagnóstico precoz. “Tuvimos la oportunidad de unirnos y compartir el conocimiento durante la pandemia, pero generamos desigualdades extremas. Mientras algunos países acumulaban siete vacunas por persona, en la India no había dosis. Fue una lección de soberbia global”.
Prevención: siete de cada diez cánceres pueden evitarse
A pesar de los avances tecnológicos, el oncólogo recuerda que la mayoría de los cánceres se pueden prevenir. “El tabaco sigue siendo el enemigo número uno. Si hubiera una sola medida preventiva que tomar, sería eliminar el cigarrillo. No hay fármaco más efectivo que dejar de fumar”, afirma. A esto suma otras claves: la vacunación contra el HPV y la hepatitis B, el control del alcohol, la alimentación saludable, el cuidado frente al sol y la detección temprana mediante estudios como la mamografía y la colonoscopía. También advierte sobre un enemigo silencioso: el estrés crónico. “No sabemos exactamente cómo actúa, pero está claro que influye sobre el sistema inmune. En estudios experimentales se vio que el estrés triplica la incidencia de tumores. Vivimos en un estado de tensión permanente, y eso deja huella en el cuerpo”.
El desafío de la inteligencia artificial y la deshumanización
Consultado sobre el papel de la inteligencia artificial en la medicina, el Dr. no duda: “La IA puede ser el experto más consultado, pero no es humana. En ciertos momentos de la vida, lo humano es el núcleo. Ninguna máquina puede reemplazar la mirada, la escucha o el tacto”. Reconoce que las herramientas digitales mejoran la precisión diagnóstica, pero advierte sobre el riesgo de delegar la responsabilidad médica en algoritmos. “El examen clínico es un acto de intimidad y compromiso. No hacerlo es desentenderse del paciente. El que no sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra. La tecnología debe ser una aliada, no una excusa para alejarse del enfermo”.
La enseñanza y el futuro de la medicina
Además de su labor asistencial, el Dr. Ernesto Gil Deza forma médicos en la Carrera de Oncología de la Universidad del Salvador, donde promueve una mirada ética y reflexiva. “No se trata solo de curar, sino de acompañar. Hay que formar profesionales que comprendan el dolor humano, no solo la biología del tumor”, sostiene. En su visión, el futuro de la medicina dependerá de recuperar valores que parecen antiguos: la palabra, el silencio, la presencia. “Los avances científicos son fascinantes, pero el sentido de la medicina sigue siendo el mismo desde Hipócrates: Aliviar, consolar, cuidar. La ciencia sin ética se convierte en poder, y el poder sin empatía es peligroso”.
Una medicina con tiempo
En su consultorio del Henry Moore, el Dr. sigue recibiendo a pacientes cada día. Escucha, pregunta, toma notas a mano. No hay pantallas entre él y la persona que tiene enfrente. “Lo más valioso que un médico puede ofrecer es tiempo. El tiempo cura, calma, da sentido. Y el tiempo no se fabrica ni se delega”, dice.
Antes de despedirse, deja una última reflexión que resume toda una vida de ejercicio profesional: “La medicina no es solo ciencia; es vínculo, ética y tiempo. Y sin tiempo, no hay medicina.” Enlace canal de YouTube: https://youtu.be/cy8hTvWIiBE?si=jage4ZvyPieQu3QJ