La medicina del futuro no está en los hospitales, sino en nuestras decisiones cotidianas. Comprender nuestro cuerpo es el primer paso para cuidarlo.
En un mundo donde la inteligencia artificial avanza a un ritmo vertiginoso y la esperanza de vida se extiende como nunca antes, la medicina atraviesa una transformación profunda. Ya no se trata solo de tratar enfermedades, sino de anticiparlas y personalizar cada decisión clínica. De eso hablamos con el Bioquímico Tomás Cabachieff, especialista en biotecnología, medicina personalizada, oncología de precisión y epigenética aplicada a la salud, quien sostiene que “la medicina personalizada llegó para quedarse”. Podés ver la entrevista completa acá: https://youtu.be/jA1Za_B3oEY?si=6jDgqaW0Au3gOCqh
Cabachieff explica que el paradigma actual combina los avances en genética, biología molecular y la big data con herramientas de inteligencia artificial que permiten interpretar información antes inabordable. “Hoy podemos mirar dentro del cuerpo como nunca antes: leer el ADN, analizar cómo se expresa y entender cómo el entorno lo modifica. Esa interacción entre genes y ambiente es lo que llamamos epigenética, y es la clave de la prevención”, resume.
A diferencia del modelo tradicional, que responde a la enfermedad cuando ya se manifiesta, la medicina personalizada se centra en el perfil único de cada individuo: su genoma, sus hábitos, su microbiota, su historia clínica y hasta su estilo de vida. A partir de esa información, los médicos pueden anticipar riesgos, ajustar tratamientos y acompañar de manera integral al paciente. “Dos personas con el mismo diagnóstico no necesariamente deben recibir el mismo tratamiento”, aclara el especialista. “La diferencia puede estar en un gen, en una mutación o incluso en cómo ese gen se comporta frente a lo que comemos, al estrés o al sueño.”
Pero esta revolución no se limita al laboratorio. Según el bioquímico de la UBA, también implica un cambio cultural: pasar de la medicina reactiva a una medicina de precisión y prevención. “Cada vez más personas buscan conocer su propio cuerpo, sus predisposiciones, y tomar decisiones informadas para vivir más y mejor”, señala.

La epigenética, en este contexto, aparece como un puente entre lo biológico y lo conductual. Los genes ya no son un destino inamovible, sino una partitura que puede reinterpretarse. “Sabemos que el ADN marca un potencial, pero el estilo de vida es quien escribe la melodía. La alimentación, el ejercicio, el sueño, las emociones y el entorno pueden activar o silenciar genes. Eso abre una posibilidad fascinante: intervenir a tiempo para cambiar el rumbo.”
La inteligencia artificial potencia esa mirada al procesar millones de datos biomédicos y detectar patrones invisibles al ojo humano. Gracias a ella, los diagnósticos son más precisos, los tratamientos más rápidos y la investigación más profunda. Sin embargo, Cabachieff advierte que la tecnología no reemplaza al médico: “La IA es una herramienta, pero la empatía y la interpretación clínica siguen siendo humanas. La verdadera innovación está en combinar ambos mundos”.
Mirando hacia el futuro, el especialista imagina una medicina cada vez más personal, predictiva y participativa. Los estudios genómicos serán accesibles, los chequeos incluirán análisis moleculares y la prevención será tan importante como la cura y reflexiona: “Estamos entrando en una nueva era donde la salud no será solo ausencia de enfermedad, sino conocimiento profundo de uno mismo”. Enlace a la entrevista: https://youtu.be/jA1Za_B3oEY?si=6jDgqaW0Au3gOCqh