En INS hablamos con el Dr. Gabriel Lebersztein (Dir. Médico OSECAC) y con el Lic. Hugo Magonza (Pte. de la UAS y Dir. Gral. del CEMIC). Los destacados especialistas analizaron la crisis estructural y desafíos futuros. A continuación resumimos la nota y compartimos el enlace para ver y escuchar la entrevista completa en nuestro canal de YouTube.

Ambos expertos coinciden en que el sistema de salud argentino está en una crisis estructural y no coyuntural, que se arrastra hace décadas debido a la desatención a lo largo de todas las gestiones. Esta crisis es un reflejo de problemas globales sumados a particularidades argentinas.

En cuanto a los problemas estructurales y globales uno es el envejecimiento poblacional. Un fenómeno mundial que incrementa la demanda de servicios de salud, generando aumento de costos en la atención médica, que se disparan a una velocidad geométrica, especialmente por la inflación tecnológica y el deseo de vivir más y mejor. Cabe destacar que tanto los modelos solidarios como los capitalistas muestran fallas a nivel mundial. En 1996 la decisión del Ex Pte. de EEUU Bill Clinton, de establecer un precio internacional de referencia para los medicamentos,provocó un gran aumento del costo de medicamentos en todo el planeta lo que afectó significativamente a nuestro país.

En el ámbito exclusivamente local la decisión de la Corte Suprema de Justicia de que el PMO (Programa Médico Obligatorio) era un piso y no un techo prestacional. Esta manda judicial eliminó los límites contractuales y transfirió la responsabilidad de cobertura ilimitada a las Obras Sociales y Prepagas provocando que sea infinanciable. Paralelamente existe una industria del juicio laboral, de la mala praxis y, especialmente, de la cobertura médica, incluyendo medicamentos y tratamientos de alto costo sin evidencia científica sólida. Además en Argentina los medicamantos son más caros que en otros lugares del mundo debido a los altos impuestos (IVA, retenciones aduaneras duplicadas, entre otros).

Otros aspectos a tener en cuenta que afectan el financiamiento del sistema son los aportes insuficientes de los trabajadores, que constituyen la base de financiación de las Obras Sociales, porque el 9% de un salario deprimido no alcanza para pagar una salud que ha crecido enormemente y con costos en dólares. En tal sentido las conductas oportunistas y la falta de cultura de prevención, el ausentismo elevado en turnos médicos y el uso innecesario del sistema como ser: (Pedido de innumerables certificados médicos, solicitar medicación sin necesidad, etc.).

Es importante destacar la falta de promoción estatal para el cuidado y la prevención de la salud, tales como chequeos bucodentales, vacunas, etc. La gente cree erróneamente que la salud es un negocio privado de un grupo maquiavélico que se queda con el dinero de ellos, y se piensa que es un negocio en donde se paga y acumula para el día que estás enfermo.El avance tecnológico y el deseo de vivir más y sentirnos mejor impulsan el costo de la salud que se duplica cada 15 vaños, pero lamentablemente los salarios no. Los medicamentos de alto costo, muchos sin evidencia científica sustentable, son una carga económica enorme.

El Dr. Lebersztein y el Lic. Magonza advierten que el sistema no va a colapsar de un día para el otro, sino que está en un proceso de degradación progresiva. La gente paga cada vez más de su bolsillo por servicios que antes estaban cubiertos o lo hacía con menor frecuencia, los sanatorios no actualizan camas y equipamiento, los médicos migran de las cartillas o atienden menos días cobrando consultas aparte, mientras la espera de turnos es cada vez más prolongada llegando a 60 días o más.

Más alla de la descripción de problemas complejos, los profesionales habalaron de propuestas y soluciones necesarias, ya que existe un consenso en que el sistema requiere cambios profundos. Una es la creación de una Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (ANEFIS), un tema recurrente desde hace 10 años. Existen al menos cuatro proyectos en Diputados con puntos que coinciden en un 75-85%. Esta agencia debería trabajar antes de la ANMAT para decidir si un medicamento o tecnología puede comercializarse y no solo si es seguro. Debe tener un eminente carácter técnico y un organismo consultor, (incluyendo pacientes), y no debe ser vinculante. Su objetivo debe ser establecer límites y bajar gastos en salud, reconociendo que los recursos son finitos. Debe medir la voluntad de la gente a pagar y determinar la efectividad costo-beneficio social de los tratamientos. Esto ya existe en otros países como: Alemania, donde se ha logrado bajar el precio de los medicamentos.

Para hacer más eficiente el gasto en salud los tratamientos y enfermedades costosísimas deben ser asumidos por toda la sociedad en su conjunto con un límite consensuado, restringir el uso innecesario del sistema para poder tener una cuota más razonable. Se debe separar en las cuotas y pagos el gasto de la alta complejidad, para que la gente tome conciencia de su costo real. Se impone una reforma tributaria, ya que de esta manera es inviable por su carga impositiva y la evasión de aportes de nuevos modelos laborales. Dejar de hacer lo que está mal para usar ese dinero de manera más eficiente. Por ej: El sistema actual promete cobertura gratis ilimitada en medicamentos por enfermedad sin importar la necesidad económica del paceinte, estacionamiento para discapacitados muchas veces injustificado, lo que genera desequilibrios y derroche. Igualemente, de realizarse estos cambios, solo cubrirían el 11% de la necesidad de innovación.

Se debe promover un cambio cultural con responsabilidad social, fomentando la voluntad de pago y solidaridad. La gente debe comprender el costo real de la salud y estar dispuesta a pagar por ella, reconociendo que la solidaridad implica un costo personal. Promover una cultura de cuidado, prevención y uso responsable del sistema. Los argentinos han demostrado capacidad de cambio en otras áreas. Abordar el malgasto de recursos requiere un altísimo compromiso social.

En cuanto a la situacón laboral de los trabajadores de la salud, los especialistas dicen que los médicos han mejorado sus ingresos en los últimos dos años, aunque no alcanzan las expectativas de altos ingresos. El personal de convenio está más retrasado y bordea el índice de pobreza. Los salarios del personal de salud han caído significativamente en relación al costo de vida y los costos de salud(ej: enfermeras 40% en 12-13 años). Esto implica que el equilibrio del sistema se mantiene en virtud de malpagar a tu equipo de recursos humanos. Es muy importante destacar que las entidades de salud arrastran deudas fiscales significativas desde 2001, aceleradas post-pandemia, lo que dificulta la inversión y mejora de remuneraciones para el sector.

A pesar del diagnóstico crítico, los expertos muestran optimismo sobre la capacidad de Argentina para revertir la situación. Nuestro país tiene un «recontrabueno» sistema de salud, con acceso, calidad y profesionales «espectaculares» (médicos, enfermeros, camilleros, odontólogos, psiquiatras). Nadie viaja a operarse del corazón a Estados Unidos, ni los millonarios. El sistema cuenta con un capital humano e intelectual que es invalorable.

La Argentina es elástica a los cambios, pasamos de pensar una cosa a otra fácilmente. La clave es sincerar las variables y juntarnos sin divisiones políticas para incorporar la salud a la agenda pública. La sociedad y sus representantes políticos deben tomar conciencia de la gravedad de la situación y la necesidad de un debate serio y unificado sobre el futuro de la salud en Argentina.

Consultados de como sería un sistema de salud ideal el Lic. Hugo Magonza define un modelo solidario pero con límites definidos, que garantice una prestación básica consensuada por la sociedad. Debe ser eficiente, con un plan de buenas prácticas, y un fondo de alto costo asumido por toda la sociedad. Lo adicional, si se desea, se cubriría con seguros privados. En el mismo sentido el Dr Gabriel Lebersztein detalla que: más allá de lo económico, un sistema que promueva valores y principios, combata las conductas oportunistas (de pacientes y prestadores), fomente la responsabilidad y no la doble moral.