Adoptar buenas costumbres alimentarias consigue resultados positivos en corto plazo. Una de las estrategias disponibles consiste en aprender a reconocer el valor proteico, y la conformación de los grupos de alimentos, al tiempo que involucrarse en la preparación de las distintas comidas significa el mejor camino para modificar costumbres poco saludables.
“La obesidad, el sobrepeso y el exceso de grasa se convierte en uno de los grandes factores de riesgo en relación a posibles complicaciones en el contagio de Covid, lo cual significa un proceso de concientización constante”, advierte el nutricionista consultado por INS. Pablo Taffarel habla de las buenas prácticas alimentarias como la base de todo: ” Los cimientos nacen en la cocina y en la preocupación de aprender recetas saludables que formen parte de la rutina de un individuo. La principal herramienta que pretendemos instalar desde el consultorio, es el concepto de la planificación. Cuando pretendemos cambiar un estilo de vida, debemos integrar un modelo diseñado en relación a la mejor alimentación para esa persona, en función de su rutina. Debemos crear un entorno saludable, considerando la cocina y la organización en general”.
¿Se sugiere un cambio rotundo?
“El gran problema de las personas es que se basan en que trabajan todo el día, con agendas desorganizadas, sin saber cómo comer bien. Siempre decimos que no debemos cambiar nuestra vida en pos de una alimentación saludable, sino que debemos pensar un modelo que se adapte al estilo de vida que tenemos”.
¿En qué consiste la planificación alimentaria?
“Se trata de diseñar un plan estratégico en base a gustos, preferencias, necesidades, incluso enfermedades si es que existen, de una persona, para poder trabajar en la interacción desde la compra de los alimentos, la cocina, y la organización de los horarios de las comidas. Con esta estrategia nos anticipamos a resolver cuestiones, otorgando un perfil saludable a cada preparación del día a día. Unos de los ejes más importantes es saber comprar los alimentos anticipándonos a un determinado menú elegido. Pensar de antemano en las posibles comidas para poder contar con los ingredientes en la heladera, que nos solucionen el almuerzo o cena de manera práctica. De esta manera podremos acceder a productos de alta gama nutricional, consiguiendo una lista fundamental, que implique carnes, huevos, verduras variadas, legumbres, sin necesidad de salir a comprarlos al momento de ponerse a cocinar”.
¿Qué es la monotonía alimentaria?
“Se trata de la costumbre de contar con una limitada cantidad de alimentos que hacen que nuestras comidas sean reiterativas, por el simple hecho de no indagar en posibles reemplazos. Este tipo de alimentación se caracteriza por usar productos generalmente procesados, ricos en azucares, en grasas saturadas y sodio. Por este motivo es tan importante crear un entorno disponible siempre, que facilite la tarea de elegir las principales comidas, teniendo en cuenta una variedad considerable, que nos brinde herramientas para implementar cambios claves desde los nuevos hábitos”.
¿Los productos más saludables suelen ser los más caros?
“Cuanto más recursos disponibles, mejor será nuestra posibilidad de alimentarnos bien. Lo ideal es resolver desde el bolsillo, considerando los productos de mayor nutrientes y de mayor diversidad en su composición. Si contamos con un pedazo de tierra podemos hacer huertas, o salir a caminar, que también implica una conducta saludable, y no tiene costos económicos para las personas. Podemos aprender a controlar las porciones en las ingestas, ordenar los horarios y descansar correctamente para evitar el estrés, ya que éste incide negativamente en el funcionamiento del metabolismo, y por consiguiente en el descenso e peso. Estas prácticas no se relacionan directamente con un gasto extra a la hora de elegir alimentos. Existen muchas alternativas disponibles, como aprender la elaboración de los alimentos para abaratar precios”.
¿La falta de tiempo para organizar las comidas predispone a hacer preparaciones simples como un guiso?
“El guiso es una excelente preparación que puede acompañar muy bien las temperaturas bajas y reconfortar. Lo interesante es analizar los ingredientes que se utilizan, ya que se pueden introducir ciertos reemplazos. Por ejemplo dejar de lado la papa y elegir el zapallo. En lugar de saltear con aceite, utilizar simplemente agua o algún caldo natural. Es importante considerar qué tipo de fuente de carbohidratos se utilizan para no agregar de más, entendiendo que es mejor optar por fideos, o arroz o papas, y no de los tres ingredientes juntos. Es bueno evitar algunos cortes de carne demasiado grasosos, y cambiar el método de cocción, con un sellado previo para luego incorporar a la olla”.
¿Resulta una buena estrategia sellar la carne?
“Un tipo de cocción más saludable es utilizar la técnica de remojar las carnes o hervirlas partiendo de agua fría, previamente a incorporarla al guiso. Con esta técnica lo que sucede es que disminuyen las purinas, que el metabolismo suele utilizar para generar acido úrico, o la gota, que es una complicación. La purina es un compuesto que tiene afinidad con el agua, entonces al colocar la carne en hervor, esa purina pasa del alimento al medio acuoso”.
¿Debemos convertirnos en chefs?
“No es necesario hacer cocina gourmet, ni ser un gran chef. Se pueden aprender preparaciones muy sencillas, que no demanden demasiado tiempo, y que hagan más complejo el aporte nutricional del plato. No es necesario ponerse a hacer pastas caseras un día laboral, pero se puede pensar en hacer las cosas bien porque implica el mismo tiempo que hacerlas mal”.
¿Estamos frente a un cambio de mentalidad por parte del nutricionista?
“Existen nuevos nutricionistas con mayor amplitud mental, sin criterios de restricciones para asesorar al paciente, porque se plantea un sistema integral de la salud. No se trata únicamente de aprender de qué manera incide un alimento en el metabolismo, sino en observar de qué manera nos comportamos a nivel emocional. Debemos mirar lo que nos pasa cuando comemos, qué sensación tenemos frente a la comida. Es muy importante entender que los buenos hábitos se construyen, porque por lo general están vinculados al entorno, a las costumbres familiares, y no tanto a lo biológicos o metabólico. Existe un gran proceso alimentario de las familias que van tomando la alimentación como un pilar importante para estar sanos”.
¿Cuál es la reacción del paciente cuando se les propone aprender a preparar comida casera?
“Felizmente cada vez más personas se involucrarse más en adquirir buenos hábitos y tienen ganas de aprender. A veces te dicen que no tienen idea de cocinar, entonces intentamos dejar en claro que es cuestión de animarse. Que la cocina es un gran laboratorio donde uno puede experimentar distintas recetas a conciencia. Hacer una y mil veces hasta que salga rico y como uno pretende”.