Pandemia a tres años de la cuarentena por Covid-19: ¿Hasta cuando?

La aparición del Covid-19 en diciembre de 2019 marcó el ritmo de la humanidad. China dio a conocer el descubrimiento del SARS-CoV-2 que cambiaria para siempre la vida de las personas.
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El 19 de marzo de 2020, el presidente Alberto Fernández, anunció que esa noche a partir de las 00 hs. comenzaría el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), con el objetivo de combatir la propagación del Covid-19 en el país. El 3 de marzo se había registrado el primer caso positivo en Argentina.

Los países del mundo sin distinción se abocaron a la difícil tarea de evitar el contagio del coronavirus, motivo por el cual la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia el 11 de marzo de 2020. Se informó oficialmente acerca de un extraño virus, que daba origen a “neumonías de causas desconocidas” en aumento en todo el mundo. Debido a la velocidad de su propagación, el número de casos y la gran cantidad de países en los cuales aparecían los contagios, es que se decide declarar la emergencia sanitaria.

Primero el desconcierto, luego estrategias de barrera hacia un virus del cual se desconocía sus características. Empiezan las primeras especulaciones mediáticas en relación a su nacimiento. Algunos daban cuenta de la manipulación de comida en un mercado de Wuhan, en tanto otro sector se enfrentaba atribuyendo su aparición a experimentos de laboratorio que se fueron de las manos.

Empiezan las primeras restricciones con cierres de fronteras para evitar el intercambio de personas entre los países. Aunque se tarda en imponerlo, se sugiere el uso de barbijos en lugares cerrados y concurridos, para evitar la propagación de “aerosoles”, aquellas pequeñas partículas de la saliva que pueden mantenerse en suspensión unos minutos con carga vírica e infectar a quien la inhale. Es decir, se referenciaban sobre finales del primer marzo de pandemia, los modos de transmisión comprobados hasta el momento.

Sin agregarse aspectos importantes en relación, se empezaron a desestimar los contagios por superficies, luego de que las personas rociaran mesas, picaportes, volantes, etc. con la mezcla milagrosa: 70 % alcohol 30 % agua. Se impone rápidamente el distanciamiento social, insistiendo en el constante lavado de manos. Para entonces ya era seguro que las partículas de virus dejaban de existir en contacto con el agua y el jabón. Seguía el cierre de escuelas y universidades, la implementación del trabajo online y la famosa cuarentena. Aquel encierro rotundo y triste que dejó al mundo fuera de todo. Sin visitas familiares ni sociales. Sin práctica de deportes ni salidas recreativas. Teníamos días para salir a la calle según la terminación del documento.

Así, de un solo golpe, se terminó todo lo que conocíamos como vida normal. Los especialistas en infectología encendían las luces de alarma ”Debemos ser responsables y quedarnos en casa para frenar los contagias” aseguraban con preocupación. Los gobiernos nacionales ordenaron y definieron a “los esenciales” como los únicos que podían y debían, seguir con sus tareas habituales. Allí empezaron a tomar protagonismo los médicos y personal en general del sector de la salud. Los aplausos de las nueve de la noche para dejar en claro el sentido de agradecimiento que nacía en las personas por la labor desplegada. Ese gesto de amor duró poco. La pandemia no.

Los hospitales se mostraban atestados de pacientes, y con largas colas para realizar testeos de confirmación. Las imágenes en los noticieros señalaban al colapso sanitario como un aspecto inevitable del desborde de los sistemas de salud a raíz de la propagación del coronavirus de una manera extraordinariamente rápida. Afortunadamente y gracias a las medidas adoptadas por el gobierno oportunamente, esto no ocurrió en nuestro país.

En diciembre de 2020 existían más de 200 vacunas en experimento que se empezaban a probar en humanos, para achicar los efectos del virus híper contagioso. Algunas basadas en tecnología de ARN mensajero como Pfizer y Moderna, empiezan a resonar en los informes científicos. Otras con base en las plataformas conocidas de virus atenuados, una carrera contra reloj que encendía una luz de esperanza para salir de la oscuridad del momento. Pasaportes sanitarios, nuevas variantes y el virus que empezaba a mutar para sobrevivir. Ómicron fue la decimotercera versión del coronavirus nombrada en menos de un año, sin que se detectara otra que la reemplazara hasta la actualidad.

¿Hasta cuándo?

El mundo espera con ansias el comunicado oficial del fin de la pandemia. Las personas sin restricciones ni barbijos, ya no miran el reporte diario de contagios de Covid-19 e intentan seguir sus vidas, luego de haber atravesado diversas situaciones límites durante tres largos años. La OMS registró un descenso de la incidencia del virus en el mundo de un 58%, y de un 65% en el caso de las muertes asociadas. “Nunca ha estado tan cerca el fin de la pandemia de Covid-19” advierten desde el máximo organismo de salud. Se dice que en abril habría una reunión clave para analizar la situación de los diversos países del mundo para estar en condiciones de señalar oficialmente que se terminó la pandemia por coronavirus.