Lactancia materna, el alimento ideal

Como todos los años se celebra la semana de la lactancia, en este 2022 bajo el lema “Impulsemos la Lactancia Materna: apoyando y educando”, se busca pensar a la lactancia como un hecho cultural y colectivo, en el que debe involucrarse toda la sociedad para garantizar los derecho de niños y niñas a ser amamantados. La leche materna es el alimento ideal, completo y saludable
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Cada año en la primera semana de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia, cuyo objetivo es promover esta práctica y contribuir al bienestar y la salud del lactante y de la persona que amamanta. Especialistas del Hospital de Clínicas “José de San Martín” brindan una serie de recomendaciones y pautas a la hora de amamantar, una práctica que si bien es ejercida por la madre, requiere del apoyo de la familia y del resto de la sociedad para poder ser sostenida. 

La leche materna es el alimento ideal, completo y saludable para recién nacidos y niños menores de 2 años o más por contener más de 300 nutrientes y cantidades exactas de grasas, azúcares, agua, proteínas y vitaminas que el niño necesita para crecer y desarrollarse. A su vez, brinda muchos beneficios para el bebé, la madre, la familia, la sociedad y a las empresas e instituciones de los sectores públicos y privados”, sostiene Yudith Teresa Conde Ocampos, Licenciada Obstétrica y Titular Especialista en Lactancia Materna y Crianza del Hospital de Clínicas.

La leche materna contiene los nutrientes necesarios para el óptimo crecimiento; disminuye el riesgo de desnutrición; brinda anticuerpos que protegen de enfermedades prevalentes de la infancia, como la diarrea, las alergias, el asma y las infecciones respiratorias; reduce de 1,5 a 5 veces el riesgo de muerte súbita; es de fácil digestión, lo que disminuye los cólicos del bebé; tiene los líquidos y electrolitos suficientes para su hidratación; cuenta con la mejor biodisponibilidad de hierro, calcio, magnesio y zinc; favorece el desarrollo emocional e intelectual; previene problemas de salud mental a futuro; y ayuda a desarrollar un lenguaje claro tempranamente. La lactancia materna protege contra las caries dentales y reduce el riesgo de realizar ortodoncia en la infancia y la adolescencia; tiene efectos de largo plazo en la salud, ya que disminuye la probabilidad de desarrollar en la edad adulta enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares e hipercolesterolemia. Asimismo, crea un vínculo afectivo con la madre, gracias al cual los niños y niñas amamantados crecen más felices, seguros y estables emocionalmente.

¿Cuánto tiempo debería durar la lactancia? ¿Cómo se debería acompañar con la alimentación?

“Los bebés deben ser amamantados exclusivamente durante los primeros seis meses de vida, y después introducir alimentos complementarios nutricionalmente adecuados y seguros, mientras se continúa con lactancia materna hasta los dos años o más. Esto está bien demostrado científicamente”, explica Conde Ocampos y agrega: Es el binomio madre/hijo quienes deciden hasta cuándo mantener la lactancia. Dar el pecho más allá de los dos años del lactante, aunque poco frecuente, sigue siendo beneficioso para ambos. Cuando llegue el momento del destete, se realizará de forma progresiva y lenta, para evitar problemas tanto al bebé como a su madre”.

En cuanto a la mujer que amamanta, la profesional indica que no precisa de dietas especiales y que la mejor alimentación proviene de una dieta sana y variada, evitando aditivos y contaminantes. “Sólo en algunos casos, por enfermedad o problemas nutricionales, puede el médico aconsejar algunos suplementos. Tampoco existen alimentos prohibidos durante la lactancia. El aroma de los alimentos pasa a la leche y puede hacer cambiar su olor y su sabor, esto ayuda al bebé a familiarizarse con diversos sabores, lo que le permitirá aceptar más fácilmente la alimentación complementaria. Sólo en el caso de observar de forma repetida que tras haber comido la madre un determinado alimento y el bebé muestre algún tipo de molestia (vómitos, diarreas, erupciones, malestar o rechazo de la leche), puede que sea necesario evitar ese alimento en concreto”.

Mitos sobre la lactancia:

La lactancia materna es más fácil; amamantar duele; se deben lavar los pezones para amamantar; hay que separar al binomio para que la madre descanse y se recupere; el ejercicio es contraproducente para amamantar; se deben comer alimentos sencillos; si no se prende de inmediato al nacimiento será más dificultoso; nunca hay que usar fórmula si se quiere amamantar; muchas madres no pueden producir suficiente leche; no se debe amamantar si se está enferma; no se puede ingerir ningún medicamento durante la lactancia; los bebés que son amamantados son más apegados; es difícil destetar si se amamanta más de un año; si se retoma el trabajo se deberá destetar.

La LIc. Conde Ocampo agrega que tal vez uno de los mitos que más circula es que la lactancia es una práctica que sólo involucra a la madre y a su hijo: Debemos tener en claro que la lactancia materna es una responsabilidad compartida que involucra no sólo a la madre y su recién nacido, sino también a la familia, el entorno social y el ámbito laboral”. En este sentido, plantea que existen dos problemas. Por un lado, la OMS recomienda la “lactancia materna exclusiva”, la cual no puede ser garantizada si la mujer debe retomar una vida laboral que le brinde su independencia y autonomía. Por otro lado, recuerda que existen mujeres que, en su pleno derecho, no sienten el deseo de amamantar o no tienen la posibilidad, ya sea física o emocional, de hacerlo. La situación, entonces, es bien compleja. Las que quieren y pueden no tienen cómo ni dónde, y las que no pueden o no quieren son tratadas casi como desalmadas”.

A través de leyes y políticas públicas, el Estado también cumple un rol fundamental en garantizar los derechos de las personas a amamantar y ser amamantadas. En nuestro país existe un amplio cuerpo normativo vigente, como la Ley N° 26.873 de Lactancia Materna o la sancionada “Ley de los 1000 días “, que ofrece acompañamiento y asistencia en el embarazo y durante los primeros tres años de vida de los niños y las niñas a todas las personas gestantes que no cuenten con los recursos necesarios.

En Argentina, la prevalencia de lactancia al momento del nacimiento es de más de un 95%. Sin embargo, a los 6 meses, la lactancia exclusiva se reduce bruscamente y se ubica alrededor del 40%. Según datos relevados en 2018 de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, 1 de cada 10 lactancias se pierden por motivos relacionados al regreso laboral. En ese marco, y con el fin de seguir avanzando en la ampliación de derechos, algunas provincias ya cuentan con leyes que extienden el tiempo de las licencias de trabajo. Por su parte, desde el Ministerio de Salud de la Nación se promocionan y fortalecen los Espacios Amigos de la Lactancia en los ámbitos laborales para que el fin de la licencia por maternidad no se convierta también en el fin de la lactancia. El Ministerio de Salud de la Nación recomienda la lactancia exclusiva a demanda desde la primera hora de vida hasta los 6 meses cumplidos.

Recomendaciones para una lactancia exitosa:

-Prepararse durante el embarazo, ambos progenitores.

-Comenzar la lactancia en la primera hora de vida.

-Acudir a un grupo de apoyo y compartir experiencias con otras familias.

-Contar con palabras de aliento, evitar críticas y dar frases que ayudan.

-Recordar siempre que la lactancia es a libre demanda, es decir, sin horarios, ya que a mayor succión del bebé, mayor estimulación y mayor producción láctea.

-Cada mamá y cada familia puede tomar la decisión que crea más apropiada en su estilo de crianza.

El Servicio de Obstetricia del Hospital de Clínicas impulsa desde hace muchos años la Preparación Integral para la Maternidad, que se desarrolla tanto de forma virtual como presencial con el objetivo de aportar a la enseñanza de los beneficios, técnicas y dificultades relacionados con lactancia, así como brindar asesoramiento en el posparto.

La lactancia es beneficiosa tanto para el bebé como para la persona que amamanta. En lactantes, baja la incidencia de infecciones respiratorias y de diarrea, reduciéndose el riesgo de hospitalización por ambas patologías en un 57% y 72%, respectivamente. A largo plazo, también se observa que disminuye en 26% el impacto del sobrepeso y de 35% en diabetes tipo 2. A su vez, la lactancia brinda una oportunidad de reforzar el apego, con beneficios para el desarrollo infantil.