Inactividad física: Otra pandemia silenciosa

¿Qué pasa cuando no logramos llegar a las recomendaciones básicas en relación a la actividad física? Nos referimos a las mínimas sugerencias para tener repercusiones positivas en la salud cardiovascular. ”El tipo de actividad física recomendable es la que se integra como hábito y forma parte de un estilo de vida saludable”, señalan los especialistas.
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Es frecuente perder la rutina de realizar ejercicios, pero en el contexto de pandemia, dicha tendencia se ha convertido en una especie de “alarma”, que muestra un escenario de riesgos que atentan contra la salud general de las personas. Cuando no se hace ejercicio, ni se practica deporte, o una simple caminata recreativa diaria, el cuerpo sufre alteraciones y consecuencias serias: aumento de peso corporal, disminución de la elasticidad y movilidad articular, enlentecimiento de la circulación (que trae pesadez y posible desarrollo de várices), dolor lumbar y lesiones del sistema de soporte, tendencia a enfermedades como hipertensión arterial, diabetes o incluso, algún tipo de cáncer. El cuadro de situación de posibles consecuencias que conlleva la inactividad, lo completa una sensación frecuente de cansancio, malestar, poca autoestima relacionada con la imagen corporal, y por ende, dificultad en las relaciones del entorno de esa persona.

En la sociedad actual, como consecuencia del desarrollo tecnológico cada vez mayor, las personas han cambiado su estilo de vida hacia un modelo más sedentario. Se pasan muchas horas frente a dispositivos, tanto en el trabajo como en el tiempo libre. La dinámica de una sociedad globalizada, señala que las personas viajan mas, durante muchas horas, que usan mas el auto y el transporte público para dirigirse a sus ocupaciones, dejando de lado la posibilidad de caminar aunque sea algunas cuadras hasta el lugar del trabajo o estudio.

Consultado por INS el entrenador físico Jano Rivero marca la diferencia entre sedentarismo e inactividad física, al afirmar que “Se trata de vocablos que generalmente se confunden. Pero debemos diferenciar los conceptos, aclarando que sedentarismo es cuando una persona en una oficina se traslada desde su computadora hasta la sala de reuniones, que va al supermercado, a su casa, come, se acuesta etc. Eso sería un círculo normal de sedentarismo, en tanto la inactividad física es otra cosa completamente distinta. Se refiere a la persona que realiza una actividad pero de manera no comprometida. Es decir no alcanza las recomendaciones sugeridas para llevar adelante un mediano o alto rendimiento físico. Lo que intentamos dejar en claro como entrenadores, es que la inactividad conlleva depresión a nivel físico y mental. La agenda comprometida de las personas en los tiempos que corren, hace que cueste mucho organizarse, salir de la cotidianidad y hacer mas aliviado el día a día”.

¿La inactividad se relaciona con la falta de voluntad de la persona?

“Lo más importante es diseñar una planificación para empezar la actividad física. Es clave hacer un chequeo médico, y más aun si ha transitado el Covid. Que el profesional de salud asesore en cuanto a lo que puede hacer esa persona y a qué ritmo, para que el preparador físico tenga en cuenta el estado general del alumno. Una vez realizada la evaluación, se arma un plan básico que efectivamente el alumno pueda llevar adelante. Es fundamental empezar de menor a mayor y con objetivos claros”.

¿Cuáles son las posibles causas que conducen a una persona a la inactividad?

Tenemos  personas que se acercan para intentar sobrellevar la vida misma, la rutina y los problemas familiares o económicos. Sabemos que la actividad nos provoca beneficios físicos pero también a nivel mental. Se trata de cambios intrínsecos, es decir de adentro hacia afuera, que es la principal consigna para esa persona. Y en el contexto de pandemia, es evidente que se ha fomentado el sedentarismo”.

¿De qué manera se observan estas consecuencias de pandemia?

“El panorama actual muestra personas que no logran sus exigencias físicas como antes del Covid. Se nota la falta de aire, ciertas molestias o dolores en el cuerpo, que se suma a la ausencia de voluntad, que sea arrastra desde lo anímico. Todas estas circunstancias hacen que la persona no pueda cumplir con sus expectativas, simplemente porque no puede hacerlo. Aquí es clave la participación del entrenador, que debe intentar encausar a ese alumno, alcanzando las herramientas acordes para cada persona”.

¿Cómo se logra la continuidad en la actividad física?

“Siempre se intenta que la actividad física sea placentera para que esa persona pueda darle continuidad a su plan, con el disfrute necesario para llegar feliz al final del día. Es una manera de cambiar el estado de ánimo y mejorar en todos los aspectos”.

¿Cuánto hay de “excusas” en la persona que no realiza actividad física?

A veces las personas no encuentran aquello que les brinde felicidad. El simple hecho de practicar un deporte, o realizar una actividad al aire libre, nos debe generar alegría, porque es donde espontáneamente aparecen las ganas. Por eso es fundamental la motivación constante para no encontrar excusas para no hacer ejercicio. Hoy se plantea la problemática de la revolución tecnológica como argumento que aleja a las personas de la actividad física, que se implementó de manera exagerada con la aparición del coronavirus, por todo lo que hemos vivido. Todavía a muchas personas les cuesta demasiado despegarse de la comodidad de los dispositivos, lo cual no colabora con la salud general del individuo”.

¿Cuáles son las recomendaciones básicas para salir de la inactividad?

“Si esa persona viene de algún problema de salud, lo primero es consultar con el médico. Armar un plan para llevar a cabo una serie de ejercicios que esa persona puede realizar. De ahí en más se bebe elegir una actividad que se ajuste a las expectativas y sea de agrado personal, con objetivos a corto y largo plazo. Lo primero es cumplir con el horario pautado, y luego modificar y mejorar la actividad elegida. Entendiendo que es fundamental continuar a lo largo del tiempo para generar un hábito natural con resultados que empiezan a marcar presencia y animan más aún a esa persona”.

Se habla mucho del post Covid ¿Qué tipo de secuelas se observan y cómo se las trata?

Las personas que han tenido coronavirus generalmente muestran dificultades a nivel respiratorio. Comienzan su rutina y en poco tiempo se agitan y llegan muy cansados al final de la clase. Intentamos trabajar la parte aeróbica, fortalecer un trote suave intercalado con la caminata. Se diseña una planificación con ejercicios musculares. Se intenta bajar la intensidad de los entrenamientos para recuperar paulatinamente, para que la persona no se frustre y sepa que al tiempo se recupera la capacidad aeróbica anterior al Covid”.

¿Se implementa la misma estrategia para el público común  que para deportistas de alto rendimiento?

Hemos advertido en atletas de alto rendimiento que han atravesado el Covid, que demoran largos meses en recuperarse. Lo cual afecta mucho el estado anímico del deportista porque no pueden lograr su performance, tanto como la voluntad que no es la misma que tenían antes de contagiarse el virus”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en el año 2013 que “el sedentarismo se encuentra entre los 4 factores de mayor riesgo de muerte, y estima que aproximadamente 3 millones de defunciones al año, se deben a lo mismo. Para el dicho organismo “la inactividad física es una pandemia global con importantes consecuencias para la salud y la economía de todo el mundo, advirtiendo que más de la cuarta parte de la población mundial, no hace suficiente ejercicio físico”.