“La escuela de antes no vuelve por mucho tiempo“

La psicopedagoga Liliana González, analiza la experiencia de niños y maestros durante el ciclo lectivo del 2020, al tiempo que admite serias dificultades para el cumplimiento de los protocolos en las aulas en el marco de la pandemia. La especialista en educación se refiere a la afectación de los niños en relación a la crisis por el coronavirus: “Es muy difícil saber exactamente las secuelas de los más jóvenes. En esta disciplina no sirven las generalizaciones. No puedo decir que todos los chicos no aprendieron, o que aprendieron poquito. Tampoco puedo decir que todos han estado asilados emocionalmente, porque la realidad es que algunos si, y otros no. Muchos niños han tenido la oportunidad de salir a jugar con sus vecinitos o primos, por ejemplo. Lo cierto es que el panorama que van a encontrar los docentes es muy complejo. No es lo mismo para quien se alfabetizó en casa, con la ayuda de papá y mamá, que para aquel que no tuvo conexión ni cuadernillo. Es decir que van a pasar a un segundo grado algunos leyendo y escribiendo, y otros sin dicha oportunidad.
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Por Cristina Cartier

¿Cuál es la importancia de la modalidad presencial compartida con lo virtual?

La presencialidad es deseable, pero todavía estamos en una zona de riesgo que es muy difícil administrar. Cuando empezó la pandemia se priorizó la salud sobre la economía. En este momento estamos pensando en darle el primer lugar a la educación, aunque la salud se resienta. Entonces, es una disyuntiva muy difícil. Se trata de la salud de los docentes, de los mismos chicos, quienes además podrían contagiar en sus respectivas casas. La verdad es que hasta que no lo vivamos no vamos a saber.

¿Existe presión para que se produzca el regreso a las aulas?

Yo  creo que desde la política es muy fácil hablar. Que más querría un presidente que sacar un decreto que hable del regreso de todos los niños a la escuela de antes. Es decir a las aulas con cuarenta, o treinta  alumnos, quizá sería el presidente más aplaudido. Pero no lo puede hacer si es responsable porque la escuela de antes no vuelve por mucho tiempo. Tenemos un largo año por recorrer antes de que se termine esta pandemia. Por lo tanto la escuela de antes tampoco deseamos que vuelva ahora porque todo lo que hemos aprendido debería estar en la escuela que los espera a los chicos. Es decir, la virtualidad, la importancia de los vínculos, la expresión de las emociones, que digan cómo lo pasaron, cuáles fueron sus miedos, todo lo que aprendieron del planeta y el cuidado de la salud. Todos estos aspectos ahora están en ellos. Ya no son los chicos de antes, tampoco son los docentes de antes. Nada es igual después de lo que vivimos el año pasado.

¿Cuál será la mayor dificultad teniendo en cuenta los protocolos a cumplir?

Creo que el nivel inicial es el más complejo de todos, porque ya después del tercer o cuarto grados los chicos tienen autonomía. Es más, algunos se han manejado perfectamente con la tecnología, y han aprendido a través del zoom, por ejemplo. Pero para los mas chiquitos es muy problemático porque ellos necesitan mucho del contacto físico y porque todavía les cuesta aceptar los límites y entender el riesgo. Creo que será muy complicado todo. Mi recomendación es no dejar a la escuela sola, no dejar a los maestros solos. Que los padres que tengan tiempo, se ofrezcan para ayudar porque de esta situación sale  la comunidad educativa entera. Que no se trata de pensar que volverá la escuela para poder dejar los chicos y nosotros seguir nuestras actividades, porque esa es sólo una de las funciones de la escuela (guardería). Pero está la otra función y es que los chicos trabajen en grupo, que jueguen entre ellos. Todo eso estará muy limitado. Hacen falta manos que ayuden y gente atenta en los recreos, para asegurar el comportamiento de los alumnos.

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¿Cuál sería la recomendación para los docentes?

Yo diría que le pregunten a los chiquitos a qué se puede jugar sin tocarse. Yo lo hice con mis nietos y salieron varios juegos, cuando a mi se me había ocurrido solamente jugar a las escondidas. Esto quiere decir que los chicos tienen capacidades como para no tener que pasar un recreo sentados en un círculo marcado con tiza y sin moverse, como hemos visto en Europa. La verdad es que no tendrán compañero de banco, van a estar todo el tiempo con barbijo, sin prestar ni el lápiz ni la goma, no se van a poder tocar, tendrán que lavarse las manos a cada rato. Sinceramente hay que estar durante cuatro horas con un niño pequeño sin que entienda demasiado lo que pasa, será algo muy difícil de sobrellevar. Necesitamos docentes creativos, sensibles y empáticos. También necesitamos familias que superen la idea de la escuela-guardería, y que ayuden al maestro y colaboren. Aunque es cierto que personalmente no veo la oscuridad que veía el año pasado. Hoy veo una luz al final del túnel, por lo cual debemos transitar estos últimos momentos de la mejor manera.

¿Cuál es su mayor temor?

Lo que menos quisiera es que los chicos vuelvan a las aulas y a los quince días los tuviéramos de nuevo encerrados en casa y en cuarentena porque aumentan los casos de Covid-19. Es lo que menos me gustaría, pero es lo que está pasando en el primer mundo, donde se abren y se cierran las escuelas. Lamentablemente lo mismo está ocurriendo en varios lugares de nuestro país, donde están apareciendo casos positivos y deben aislar a los niños.

Muchos maestros reclaman el haberse vacunado antes de regresar a los lugares de trabajo. ¿Cuál es su opinión?

Entiendo perfectamente la presión que ha sentido el gobierno por parte de los padres, quienes pedían volver a las escuelas. La verdad es que las condiciones ideales hubieran sido tener al personal docente vacunado en enero, con lo cual ya los tendríamos a todos inmunes. Hubiera sido un viento de tranquilidad, pero no pudimos lograr ese objetivo por las demoras en las vacunas.